Antier noche en Cruzcampo. Curro Puya, Alfonso Ordóñez y Finito de Triana. Tertulia fantástica
en la que se iba de lleno al sepia de una corrida con seis toros yendo y viniendo a las telas de
dos taumaturgos del toreo, Antonio Ordóñez y Curro Romero, o yendo y viniendo, sobre todo yendo,
a la muleta escondida y lejana de Miguel Litri.
Sólo faltaba el pobre Marqueño y los tres toreros de aquella tarde hubiesen estado representados.
Curro y Alfonso iban con Ordóñez; Finito, con El Litri. Se nos agolpaban los recuerdos de la
mejor corrida que vi. Toros de Benítez Cubero para Litri, Antonio Ordóñez y Curro Romero. De
cobalto y oro Litri, de grana y oro Ordóñez, y de canario y plata Romero. "No hay billetes" y
empieza a llover cuando ya están los toreros liándose en sus capotes de seda. Fue como si llorase el dios de la lluvia, como llueve en Bilbao, un sirimiri que te empapa.
Era la reaparición en Sevilla de Ordóñez y, además, Curro le había cortado las orejas a un toro de Pilar Herráiz cuatro días antes. Litri estuvo hecho un tejón y su cara era la de un hombre
feliz cuando daba la vuelta al ruedo en el cuarto con una oreja en una mano y un bogavante en la
otra. Ordóñez había bosquejado exquisiteces y Curro no se había entendido con el tercero.
Y seguía lloviendo, pero nadie se iba de la plaza. Había química y en cualquier momento podía
producirse la explosión del arte. Y se produjo la deflagración pocos minutos despues de que Litri
pasease con el bogavante de la mano. Salió un toro de Benítez Cubero muy en el tipo, zancudo,
609 kilos de músculo y osamenta, fue dos veces al caballo y surgió el chispazo, el fulgor fugaz,
aunque imperecedero, del arte...
Tenía derecho al quite y Curro Romero hizo uso de él. Entre las rayas cinceló dos verónicas de
ensueño y una media que remató ya destocado por la ovación de unos tendidos plagados de paraguas.
Aquel día ocurrió lo de aquel camero que llegó a Camas corriendo para contarlo y cuando el primero que vio le preguntó por Curro dijo: "Lo he dejado dando media verónica y no sé si la
habrá terminado". Tertulia premonitoria treinta y dos años después. ¿Habrá terminado Curro la
media de ayer? Yo lo he dejado allí, dándola.
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